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LOS PROBLEMAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO

¿TIENEN UNA CAUSA Y UNA SOLUCIÓN COMÚN?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Arq. Pedro F. Tello

Actualmente la Ciudad de México es una de las ciudades más grandes del mundo y como toda gran ciudad, tiene grandes problemas como la falta de transporte público, tráfico vehicular excesivo, déficit en la vivienda, falta de agua potable, inundaciones en vía pública por drenaje obsoleto, altos índices de contaminación de todo tipo, etc. 

Considerando todos y cada uno de esos problemas podemos hacernos una pregunta:

¿Los problemas de la Ciudad de México tienen una causa común o son producto de diversas causas?

Para poder contestar esa pregunta es necesario desmenuzar cada problemática y revisar si de manera histórica se han presentado en otros momentos en esta magna urbe.

Primeramente haremos un breve recuento del crecimiento histórico de la Ciudad de México.

ÉPOCA PREHISPÁNICA

El registro más antiguo de la ciudad data del año 2000 a.C. al 1521 en la etapa prehispánica y nace como un conjunto de villas y pequeñas aldeas poblada por un grupo de tribus nahuas migrantes dedicadas en un principio a la agricultura pero que con el tiempo verían surgir en ellas otras actividades como la cerámica y el comercio.

El Valle de México al ser una zona lacustre, en ese momento contaba con poco espacio para la agricultura, pero derivado del invento llamado Chinampa, se pudieron agregar zonas de cultivo a la orilla de los ríos que corrían en ese entonces llamada Tenochtitlán (Que significa “la piedra donde esta posado el tunal o "Corazón de la Tierra”).

En ese momento el problema más importante era la falta de zonas de cultivo, el cual fue resuelto por medio de la implementación de la chinampa, que consiste en hincar troncos de árboles a la orilla del rio, para rellenarlos con la misma tierra y a partir de ahí comenzar a sembrar todo tipo de legumbres y vegetales.

La chinampa fue el detonante de la prosperidad y crecimiento de Tenochtitlán.

Tenochtitlán se convirtió en la capital de los mexicas y fue una de las mayores ciudades de su época en todo el mundo, cabeza de un poderoso Estado que dominó una gran parte de Mesoamérica;  en ese momento cambió su nombre a México – Tenochtitlán. El florecimiento de la ciudad se realizó a costa del tributo pagado por los pueblos sometidos a su poder y la palabra México consolidó su dominio político ya que significa “El ombligo del mundo”, haciendo una clara alusión a que el centro del mundo mesoamericano se situaba en esa ciudad.

 

ÉPOCA VIRREINAL

Tras la conquista de México el 13 de agosto de 1521, México - Tenochtitlán cambió su nombre a México solamente y se asentó el poder político y religioso de la Nueva España, siendo esto un parte aguas en el desarrollo de la Ciudad de México, ya que con los conquistadores españoles llegaron nuevos conceptos en el urbanismo y nuevas formas de construcción que en algunos casos generaron problemas que antes no existían.

Durante el siglo XVI se presentaron epidemias que diezmaron la población de la ciudad y dichas epidemias se debieron a 2 causas principalmente, la primera se debía a que los nuevos pobladores españoles trajeron enfermedades que no existían previamente en la ciudad y la segunda causa se debía a la falta de higiene en los pobladores y en las construcciones que en ese momento no contaban con ningún sistema de drenaje.

Otro problema importante que trajo la nueva urbanización fue el empleo excesivo de la madera en las construcciones virreinales, que se utilizaba para la cimentación, para las columnas,  techumbres, puertas, escaleras, barandales, adornos y mobiliario en general.

Este uso excesivo de la madera en las construcciones generó que se fuera deforestando el Valle de México, situación que a la fecha ha contribuido con los problemas de contaminación en la ciudad.

Otro problema que apareció en la ciudad en este periodo de la historia, fue el desvío de los ríos que corrían por la ciudad, lo cual se hizo para ganar tierra firme a la zona lacustre, perdiendo con ello la belleza de la ciudad que antes había ganado el título de la “Venecia Mexicana” por el aprovechamiento de los canales como medio de transporte vial.

El desvío del cauce de los ríos también generó el 20 de septiembre de 1629 la primera gran inundación de la Ciudad de México, en la que después de 36 horas ininterrumpidas de lluvias a falta de un desfogue natural, subió el nivel del agua arriba de un metro y medio en las calles, lo que generó cuantiosos daños a la ciudad en ese momento.

Un problema más que apareció en el periodo virreinal fue el hundimiento de la Ciudad, derivado de construir estructuras demasiado pesadas en suelos saturados de agua; por ello en el primer cuadro de la ciudad observamos como los grandes palacios se hundieron de manera diferencial, lo que dañó considerablemente esos inmuebles.

La planificación de la Ciudad de México se conformó de manera reticular a partir de un centro político-religioso-comercial, que es la Plaza de Armas de la Ciudad o lo que ahora conocemos como el Zócalo, que conjunta el Palacio de Gobierno como representante del poder político; la Catedral como representante del poder religioso y los arcos como representantes del poder comercial.

El primer trazo de la ciudad lo realizó Alonso García Bravo, quien era un soldado y alarife o arquitecto de las tropas de Hernán Cortez.

Cabe señalar que su trazo recibió fuertes críticas en su momento, sin embargo el primer cuadro se forjó a partir de sus ideas.

El trazo de la nueva ciudad se apegó a los lineamientos que recibió Cortés del monarca Carlos V a través de las Ordenanzas de 1523, las cuales no incluyen dimensiones, formas geométricas o algún lineamiento de ese tipo, sino solo refiere aspectos muy generales. 

Con el trazo del Paseo de Bucareli en 1775, se inaugura el urbanismo de influencia francesa en la capital de la Nueva España.

 

MÉXICO INDEPENDIENTE SIGLO XIX

A partir de la independencia de México en 1821, existió un periodo de inestabilidad política que no fue propicio para las grandes obras urbanas, sino por el contrario, en los conflictos armados se perdió infraestructura en la ciudad.

En este periodo se traza el Paseo de la Emperatriz, el actual Paseo de la Reforma, para comunicar el Castillo de Chapultepec con el Centro Histórico, asentándose de esta manera la primera avenida que sería eje para el futuro desarrollo de la Ciudad de México y la llegada de nuevas ideas de urbanismo provenientes del continente europeo.

A partir de la consolidación del gobierno del Gral. Porfirio Díaz (entre 1876 y 1911), nuevamente empezaron las grandes obras de infraestructura no solo en la Ciudad de México, sino en todo el país, como la construcción de la red de ferrocarriles, la construcción de puertos y carreteras.

En 1876 México tenía aproximadamente 580 kilómetros de vías férreas; para 1884 se había elevado a 5,731, en tanto que en 1910 el tendido ferrocarrilero alcanzaba ya los 24, 288 kilómetros. Con el ferrocarril las exportaciones a Estados Unidos se vieron notablemente favorecidas: al finalizar el siglo XIX, alrededor del 70% del total de las exportaciones mexicanas tenían como destino el vecino país del norte.

En el caso de la Ciudad de México, el estilo urbano y estético de la ciudad dio un viraje hacia el estilo francés, muy apreciado en ese momento y la ciudad empezó a transformarse bajo los cánones dictados por la cultura francesa; el Palacio de Bellas Artes es un claro ejemplo de ello.

A partir de ese momento también se iniciaron las obras de drenaje en la ciudad, el cual en algunos de sus ramales todavía sigue operando hoy día, a más de 100 años de su construcción.

Las principales obras realizadas en México durante el porfiriato son:

  • El gran canal del desagüe,

  • El hospital general,

  • El teatro general hoy bellas artes,

  • El palacio de correos entre otros.

En esta época, la ciudad de México rivalizaba en belleza con las mejores ciudades de Europa.

Un aspecto que hay que destacar es que la traza de la ciudad seguía un orden, sin embargo la forma de construcción seguía imitando la forma de construcción de los países europeos, los cuales cuentan con condiciones geológicas y climáticas distintas a las de la Ciudad de México.

Como producto de esas condiciones constructivas, se utilizaron estructuras pesadas en los inmuebles lo cual agudizó el hundimiento de la ciudad todavía más, lo cual se fue incrementado con la extracción del agua potable del subsuelo.

En esta época se amplió la ciudad creando la Colonia Guerrero, Santa María La Ribera y la actual colonia Tabacalera como asiento de la emergente clase media. También el gobierno en ese de ese momento inició una importante serie de trabajos para conmemorar el centenario de la independencia en 1910 que incluyeron en la construcción de importantes edificios públicos como el Palacio de Comunicaciones, el Palacio Postal y el Palacio de Bellas Artes, así como varios de los hitos que conforman el eje monumental del Paseo de la Reforma, destacando especialmente el Ángel de la Independencia, que se convertiría en el nuevo símbolo de la ciudad.

 

MÉXICO ACTUAL

La Revolución Mexicana se toma como el parte aguas de este periodo moderno para la ciudad y después de su consolidación en los años treintas, creció una vez más la ciudad con la incorporación de la Colonia Condesa, la Colonia Roma y la Colonia Del Valle, donde al mismo tiempo se creaban nuevos fraccionamientos al poniente como Polanco y las Lomas de Chapultepec, y al sur siguiendo la traza de la Avenida de los Insurgentes.

En ese momento también se realizan las grandes obras de infraestructura médica, de ampliación de los drenajes, agua potable, tendido de la red eléctrica y telecomunicaciones; sin embargo en esos momentos empieza a reflejarse otro fenómeno que se desarrolló desde inicios del siglo XX hasta nuestros días, el crecimiento descontrolado de la Ciudad de México a causa de las migraciones de personas de otros estado hacia el entonces denominado Distrito Federal.

Dichas migraciones fueron producto de la centralización de los tres poderes políticos en la Ciudad de México y por ende, la centralización de la economía del país.

Ese periodo de la historia se caracteriza el trazo de la ciudad de México en lo que los urbanistas llaman “Traza de Plato Roto”, ya que el plano de la Ciudad de México parece un plato que se rompe en pedazos irregulares de distintas formas y tamaños; esos pedazos simulan las colonias populares que se establecieron de manera desordenada y anárquica.

Justamente a partir de ese fenómeno, al romperse los patrones de urbanismo, se descontroló el crecimiento y se empezaron a reflejar problemas viales, problemas de transporte público, saturación en los servicios de salud, falta de agua potable e inundaciones por drenaje y alcantarillados obsoletos.

Un intento de reordenar urbanísticamente la Ciudad de México se dio en los años setentas con la incorporación de los “Ejes Viales” que buscaban desfogar la vialidad de manera ordenada por la ciudad.

Para su construcción se tuvieron que expropiar muchas propiedades y demoler numerosas casas y edificios, lo cual en ese momento generó bastante inconformidad y molestia en los habitantes de la Ciudad de México. 

A la fecha, las consideraciones en la planeación urbana en todos sus aspectos se ha visto rebasada por la explosión demográfica y ello acarrea que los viejos problemas de la ciudad, como el hundimiento por estructuras demasiado pesadas y las inundaciones urbanas,  se sumaran nuevas problemáticas como la falta de agua potable, la obsolescencia del drenaje y alcantarillado, la saturación de servicios públicos, la insuficiencia en el transporte público, la saturación del tráfico vehicular, etc.

CONCLUSIÓN

Después del breve recuento de la historia podemos apreciar que una de las causas de los problemas de la ciudad es el cambio de dirección política, ya que las directrices emitidas para el crecimiento en un periodo, se abandonan al instaurarse un nuevo régimen, como paso en el virreinato, el porfiriato y en la época moderna.

Otra causa fundamental es la centralización de los poderes del país en la Ciudad de México, lo cual generó un crecimiento demográfico descontrolado, mismo que agudizó los problemas ya existentes e incrementó otros que en su conjunto presentan retos que difícilmente se pueden atender sin los recursos económicos necesarios para modernizar la infraestructura del país. 

Con base en todo lo expuesto, podemos concluir que mientras no se tenga una política de planeación adecuada a nivel federal y estatal, es imposible resolver los problemas de la Ciudad de México desde su origen.

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